COLOMBIANOS EN EL EXTERIOR
Davinson Sánchez: historia de superación y orgullo colombiano
La historia de Davinson Sánchez no solo es la de un futbolista que llegó a Europa. Es la de un niño que, mientras su pueblo celebraba el Año Nuevo, decidió entrenar solo bajo la luz tenue de una cancha en Ciénaga Honda, Caloto. Su disciplina, su familia y una fe inquebrantable lo llevaron desde la pobreza hasta los estadios más importantes del mundo.
Hoy es símbolo de esfuerzo y un ejemplo para miles de jóvenes colombianos que sueñan con seguir sus pasos.
Los humildes inicios de Davinson Sánchez en Caloto
Nacido en el norte del Cauca, Davinson Sánchez creció en un entorno donde los sueños parecían imposibles. Su madre, Esther, recuerda que desde pequeño dormía con un balón y que, incluso en los días más difíciles, su hijo nunca se quejó.
“Si solo había agua con panela, él no protestaba”, decía.
En su infancia, el fútbol no era solo un pasatiempo: era un refugio. Entre los cañaduzales de Ciénaga Honda, el pequeño Davinson pasaba horas practicando solo, imaginando que jugaba en estadios europeos. Su familia no tenía los recursos para transportarlo a entrenamientos, por lo que muchas veces debía viajar en bicicleta o en moto con vecinos que le hacían el favor.
El primer salto: del América de Cali a Atlético Nacional
El descubrimiento de un talento precoz
A los once años, Davinson se unió a las divisiones menores del América de Cali. Su talento llamó rápidamente la atención, pero la distancia y las dificultades económicas amenazaban con frenar su progreso.
Aun así, perseveró. Jugó un partido en el que marcó un gol ante el propio América, actuación que lo llevó a integrar las categorías juveniles del club.
La oportunidad con Atlético Nacional
El destino tenía otros planes. En 2013, durante un torneo juvenil en Cali, el técnico Juan Carlos Osorio, de Atlético Nacional, lo vio jugar. Quedó impresionado con su presencia, su inteligencia táctica y su serenidad.
“Este chico tiene que jugar más arriba”, dijo Osorio tras el partido.
Pocos días después, el joven de 16 años recibió la invitación más importante de su vida: jugar en Atlético Nacional, pero como defensa central.
Desde su debut profesional el 27 de octubre de 2013, Davinson comenzó a escribir una historia distinta.
La consagración en la Copa Libertadores 2016
En Nacional no tardó en destacar. A su corta edad, fue pieza clave del equipo que conquistó la Copa Libertadores de 2016, uno de los mayores logros del fútbol colombiano en los últimos años.
Pero su camino no estuvo libre de tropiezos: en un partido, un autogol lo marcó profundamente. Sin embargo, la revancha llegó poco después.
En una noche mágica, Davinson marcó de cabeza el gol que selló la clasificación de su equipo.
Aquel gol no solo fue la revancha de un joven futbolista; fue la confirmación de que su esfuerzo y su disciplina daban frutos. Su abuelo, Paco “el mago del balón”, lo había aconsejado días antes: “Nunca olvides cómo cabecear”.
Ese consejo se convirtió en gloria.
El salto a Europa: Ajax y Tottenham Hotspur
El talento de Davinson cruzó fronteras rápidamente. Tras la Libertadores, equipos de Francia, España y China mostraron interés. Incluso el Barcelona consideró ficharlo, pero su madre le recomendó esperar:
“Todavía no, tú donde vayas debes ser indispensable.”
La oportunidad ideal llegó con el Ajax de Ámsterdam, que lo fichó por 5,7 millones de euros en 2016. En Holanda, se adaptó con rapidez y se convirtió en líder defensivo. Su rendimiento lo llevó a disputar la final de la Europa League 2016/17, un logro excepcional para un jugador de 20 años.
Poco después, el Tottenham Hotspur de Inglaterra pagó 46 millones de euros por su traspaso, convirtiéndolo en el fichaje más caro de la historia del club en ese momento.
A los 21 años, el joven de Caloto ya era figura en la Premier League y titular en la Selección Colombia.
La Fundación Davinson Sánchez: devolver lo que la vida le dio
Pese al éxito y los millones, Davinson no olvida sus raíces. En su vereda natal, su madre lidera la Fundación Davinson Sánchez, un proyecto que ofrece entrenamiento gratuito y apoyo educativo a más de 200 niños.
Allí, los pequeños entrenan con camisetas que llevan su nombre y su número. No solo aprenden fútbol, sino también valores: disciplina, respeto y amor por la familia.
La cancha donde él entrenaba solo en Año Nuevo hoy es un símbolo de esperanza.
Cada vez que vuelve, recorre los mismos doce pasos entre su casa y el campo, recordando que esos fueron los primeros doce pasos hacia su sueño.
El valor de la familia y la perseverancia
La historia de Davinson no puede entenderse sin su familia.
Su madre, su abuela y su abuelo fueron su motor.
Su abuela cuenta entre risas que “desde el vientre ya se movía cuando oía los goles en televisión”, y su abuelo, conocido como el mago del balón, aún hace exhibiciones sosteniendo una pelota en la cabeza durante minutos, como homenaje a su nieto.
Davinson representa a miles de jóvenes colombianos que ven en el fútbol una oportunidad para cambiar su destino. Su historia demuestra que el talento sin disciplina se apaga, pero que la constancia puede llevarte desde una cancha de tierra hasta Wembley.
El legado de un sueño que inspira
Hoy, Davinson Sánchez sigue consolidando su carrera en Europa, pero su mayor logro está en su pueblo.
En cada niño que entrena con su camiseta, en cada familia que cree que el esfuerzo vale la pena.
Su historia recuerda que los verdaderos campeones no nacen en estadios, sino en las veredas donde los sueños se riegan con sudor y esperanza.
Davinson Sánchez es mucho más que un defensor central de talla mundial. Es el reflejo del sacrificio, la fe y el amor familiar.
Su historia, tejida entre barro, caña y kilómetros recorridos en bicicleta, inspira a quienes creen que los sueños, por más lejanos que parezcan, pueden alcanzarse con esfuerzo y humildad.
Desde Caloto hasta Europa, su nombre ya no solo representa a un futbolista, sino a una generación que aprendió a soñar con los pies sobre la tierra y la mirada puesta en el cielo.
COLOMBIANOS EN EL EXTERIOR
La historia de Richard Ríos, del futsal a Europa
Richard Ríos no nació rodeado de lujos ni de oportunidades, pero sí de una convicción profunda: que el talento, acompañado de fe y trabajo duro, puede derribar cualquier muro. Hoy, el mediocampista antioqueño que empezó jugando en las calles de Vegachí brilla en el Benfica de Portugal, luego de una carrera marcada por rechazos, lesiones, resurgimientos y un amor que le dio equilibrio fuera de la cancha.
Su historia refleja la esencia del futbolista colombiano que no se rinde, y que lleva en los botines mucho más que técnica: lleva propósito.
Los inicios humildes de Richard Ríos:
Un niño de Vegachí con un sueño y una pelota
Nacido el 2 de julio del 2000 en Vegachí, Antioquia, Richard Ríos creció en un entorno donde las oportunidades deportivas eran limitadas. Desde pequeño jugaba en las calles con amigos, usando piedras como arcos y el polvo como cancha.
Intentó ingresar a varios equipos de fútbol, pero siempre se enfrentó al mismo obstáculo: su estatura. Los entrenadores lo consideraban “bajito” para competir a nivel profesional. Sin embargo, esos rechazos fueron el combustible de su determinación.
Del rechazo al descubrimiento del futsal
Ríos encontró una alternativa en el futsal, una disciplina donde la velocidad mental, el control del balón y la técnica valen más que la fuerza física. A los 16 años ya era jugador profesional, representando a Colombia en el Campeonato Sudamericano Sub-20 de Futsal 2018, disputado en Brasil.
Ese torneo cambiaría su vida para siempre: allí fue visto por reclutadores del Flamengo, uno de los clubes más importantes de Brasil.
El salto internacional y los desafíos en Flamengo:
Una mochila, un sueño y un nuevo idioma
Con apenas 18 años, Richard dejó su tierra natal y viajó a Brasil. Llegó con una mochila, una Biblia y una esperanza: cumplir el sueño de jugar fútbol profesional.
En el Flamengo, se adaptó rápidamente al ritmo intenso del fútbol brasileño y firmó su primer contrato profesional en 2020. Sin embargo, las oportunidades en el equipo principal fueron escasas, y la vida volvió a ponerle a prueba.
Fue cedido al Mazatlán FC de México, donde comenzó a mostrar su talento… hasta que una grave lesión lo frenó.
La lesión que lo cambió todo:
Siete meses lejos de la cancha, pero nunca del sueño
En 2021, Richard Ríos sufrió la ruptura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. El diagnóstico era duro: siete meses de recuperación.
Mientras muchos hubieran renunciado, él eligió creer.
Durante ese tiempo fortaleció su mente, su cuerpo y su fe. En entrevistas posteriores reconocería que esa etapa le enseñó a valorar el silencio, la familia y la paciencia.
El renacer en Guaraní
Superada la lesión, regresó a Brasil, esta vez al Guaraní, en la segunda división. Allí se reinventó. Su fútbol maduró: más táctico, más ordenado, más colectivo.
Su rendimiento despertó el interés de un gigante: el Palmeiras.
Richard Ríos en Palmeiras: del anonimato al protagonismo:
De la duda al respeto
En marzo de 2023, Palmeiras oficializó su fichaje. Muchos fanáticos lo recibieron con escepticismo, pero en pocos meses se ganó la titularidad y el respeto del vestuario.
Ganó títulos como el Campeonato Paulista y el Brasileirao 2023, demostrando que la disciplina supera el talento cuando el talento no se disciplina.
Su juego técnico y su capacidad de recuperación lo convirtieron en pieza clave del mediocampo.
Pero mientras crecía profesionalmente, algo más cambiaba en su vida personal.
El amor que le dio equilibrio: Madu Carballo:
El lado humano detrás del futbolista
En Brasil conoció a Madu Carballo, modelo e influencer con quien formó una relación basada en respeto y admiración mutua.
Aunque al principio mantuvieron su vínculo en privado, su conexión era evidente. Con el tiempo comenzaron a compartir momentos juntos en redes y a acompañarse en los estadios.
Durante la Copa América 2024, Madu fue vista apoyándolo desde las gradas, y sus publicaciones mostraban orgullo y cariño genuino.
Ella se convirtió en su soporte emocional, ayudándolo a mantener el equilibrio entre la presión del fútbol y la tranquilidad personal.
Su historia juntos es, además, un símbolo de unión entre culturas: él, colombiano; ella, brasileña; ambos guiados por la fe y la humildad.
Del Palmeiras al Benfica: el nuevo capítulo:
Un colombiano en el corazón de Europa
En 2025, el Benfica de Portugal anunció la contratación de Richard Ríos. El mediocampista antioqueño llegó con la madurez de quien ya había sufrido y aprendido.
Su estilo encajó en el juego europeo: inteligencia táctica, control del balón y temple en los momentos difíciles.
Hoy, Ríos no solo es un embajador del fútbol colombiano, sino también un ejemplo de resiliencia.
La fe como motor y legado:
“Cumpliendo un sueño y el propósito de Dios en mí”, escribió Richard cuando firmó su primer contrato profesional.
Esa frase resume su esencia.
No busca fama ni titulares. Su meta ha sido siempre crecer sin olvidar de dónde viene.
Ríos representa a una nueva generación de futbolistas colombianos que construyen sus sueños con humildad, trabajo y valores familiares.
Conclusión:
Richard Ríos: más que un jugador, una historia de vida (H3)
Richard Ríos es la prueba viviente de que el destino premia a quienes no se rinden.
De las calles de Vegachí al estadio Da Luz de Lisboa, su camino está hecho de sacrificio, disciplina y amor.
Su historia no solo inspira a quienes sueñan con ser futbolistas, sino a todos los que alguna vez fueron subestimados.
Porque el éxito, como él demuestra, no consiste en llegar rápido, sino en no detenerse nunca.