NOTICIAS DE MEDELLIN
Noticias de hoy en Medellín: la capital latina del gota a gota

De los pagadiarios colombianos que operan en el exterior se sabe que el gobierno de Nayib Bukele les declaró la guerra y desde julio ha deportado a más de un centenar de El Salvador.
Se sabe que en Guatemala son perseguidos sin tregua por las autoridades, y que solo este año han capturado a 100 de ellos.
También se conocen desde hace varios años las crónicas judiciales que llegan desde México, Brasil y Chile y dan cuenta de sangrientos crímenes en contra de prestamistas colombianos en medio de ajustes de cuentas.
Pero lo que no se sabe, o se sabe poco, es cómo fue que los colombianos, específicamente desde Medellín, se lanzaron a la conquista internacional de las rentas ilegales de usura.
Y es que durante las últimas dos décadas, Medellín terminó convirtiéndose en el nodo de una red de pagadiarios que ha penetrado las fronteras de por los menos 13 de los 20 países de América Latina.
En una lucrativa operación alimentada por la pobreza, la informalidad y las barreras de acceso al crédito que aún se mantienen para el grueso de la población, cobradores de acento paisa recorren las calles de las principales ciudades del continente otorgando préstamos por fuera de la legalidad, a intereses mensuales que oscilan entre el 20% y el 25%.
Pese a que el fenómeno desde hace mucho tiempo hace parte del paisaje cotidiano en la región, una investigación de una antropóloga colombiana, que por más de una década viene estudiando dicha actividad, sacó a flote nuevos detalles de un intrincado engranaje que cada vez se muestra más complejo.
En una travesía que comienza en pueblos de Antioquia y el Eje Cafetero, esta red del gota a gota ha anclado sus raíces en Medellín y de ahí se ha lanzado a la conquista del continente en una telaraña que hoy abarca países como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú, Honduras, México, Paraguay y Uruguay.
Laura Falla Mejía, autora de la investigación, en la que hoy sigue avanzando como integrante del programa de doctorado en Sociología de la Universidad Federal de Minas Gerais en Brasil, explica que a diferencia de lo que suele creerse a primera vista, el universo del pagadiario está lejos de reducirse a la imagen del prestamista clandestino que hace parte de una organización criminal, representado comunmente en las series de televisión y el cine.
Además de variar en sus métodos, motivaciones y alcances, cada integrante de la red hace que la misma sea muy amplia y no pueda considerarse como algo unificado y homogéneo.
“Estas redes empezaron a formarse porque en América Latina la mayor parte de las personas, más o menos el 70% de la población, aún vive en la informalidad, y esa condición ha sido el motor y la principal razón por la que los pagadiarios han tenido tanta visibilidad, pero han logrado también su objetivo”, apunta la antropóloga, que de acuerdo con sus pesquisas ha concluido que por lo menos 6 de cada 10 prestamistas que integran esas redes en el continente son de origen antioqueño.
Tras el origen del fenómeno
Laura cuenta que el primer contacto que logró tener con un pagadiario ocurrió hace más de una década, en 2011, en Lima, Perú, en donde empezó a hacer un trabajo de campo para entender cómo funcionaba ese tipo de préstamos en la capital de Perú.
En aquel momento, recuerda, comenzó a darse cuenta de que muchos de quienes ejercían esa actividad en calidad de cobradores en ese país eran colombianos, sobre todo provenientes de Medellín.
“Hasta ese momento no sabía absolutamente nada de lo que significaba el pagadiario, no tenía conocimientos de cuáles eran las dimensiones reales del fenómeno. Pero me interesó mucho, porque evidentemente estamos hablando de colombianos haciendo grandes préstamos de dinero a un interés muy alto por fuera del país”, explica la investigadora.
Esas primeras pesquisas, añade, sirvieron de base para su primera investigación, con la que obtuvo su título de antropóloga y en la que recabó los primeros datos de cómo funcionaba ese universo.
A raíz de los fuertes lazos que detectó tenía esa red de préstamos con Medellín, el segundo paso fue viajar a la capital antioqueña para profundizar en las razones de esa situación.
“Llegué a Medellín a recoger unos datos que me hacían falta para entender cómo era que funcionaba el pagadiario. La idea general de ese primer trabajo, que fue un trabajo etnográfico, era presentar cómo era el funcionamiento del pagadiario. En ese entonces llegué a varias conclusiones, muy generales”, señala Falla.
Según explica la antropóloga, la primera conclusión que pudo documentar fue que, a diferencia de lo que desde un vistazo general se puede pensar, hay varios perfiles y tipos de pagadiarios, no todos necesariamente vinculados al crimen organizado.
Además del pagadiario tradicional, al que suelen acudir las personas del común en busca de préstamos de cuantías pequeñas, también hay otro perfil de prestamistas al que ella denominó “pagadiarios de mediano alcance”, vinculadas a empresas medianas que logran acumular capitales más grandes.
Según explica, en este último perfil, dichas empresas son interesantes porque, al darse cuenta de la alta rentabilidad de su negocio, han logrado traspasar las fronteras nacionales y han pisado con fuerza en países como Ecuador, Perú y Chile.
Además de este tipo, Falla añade que también logró detectar los pagadarios que podrían clasificarse cómo de “largo alcance” que están vinculados a organizaciones criminales, principalmente provenientes de Medellín.
A diferencia de los dos primeros perfiles, en el caso de estas organizaciones, los préstamos también estaban estrechamente vinculadas a otras formas económicas empleadas en este mundo, como la extorsión, las vacunas y el narcotráfico en general.
Con base en estos tres perfiles, Falla advierte que otra conclusión que salió a flote era que cada tipo de pagadiario tenía una organización del trabajo diferente.
Por ejemplo, mientras en el pagadiario tradicional o de corto alcance el mismo dueño del capital era la persona que terminaba prestando el dinero, en el pagadiario de mediano alcance se podía encontrar que el dueño del capital no era la misma persona que administraba el dinero o supervisaba cómo se ejecutaban los préstamos.
Asimismo, en el caso del pagadiario de largo alcance, se volvía mucho más probable encontrar personas con un historial delictivo amplio y ocupadas en funciones como extorsionar y cobrar al mismo tiempo.
En El Salvador, por ejemplo, del grupo desmantelado conformado por más de 60 personas capturadas por el gobierno Bukele, la mayoría de los integrantes habían sido militares en Colombia y utilizaban organigrama. Estaban los administradores, que eran los que contaban el dinero y luego lo distribuían por cuentas en bancarias ilegales desde donde partían los giros hacia el exterior; y estaban los reclutadores, que ofrecían plata a nombre de “microfinancieras” y luego también se encargaban de “apretar” a los que no pagaban a tiempo.
Todos estos elementos, explica la investigadora, quedaron condensados en una investigación etnográfica que culminó en 2016 y que fue el punto de partida para una profundización posterior, cuyos resultados fueron publicados en 2022.
En este segundo ejercicio, Falla llegó a Brasil y como investigadora de maestría de la Universidad Federal de Río Grande del Sur, analizó el fenómeno a la luz de la teoría de redes y entrevistó a una red de cobradores de pagadiario con sede en ese país, que en su mayoría terminaron siendo también de origen antioqueño.
Con base en esas pesquisas, la investigadora pudo dar con más luces sobre cómo esa red se expandió, encontrando que muchos de los pagadiarios de Brasil habían llegado desde Medellín y su presencia allí obedecía a una reciente expansión de dichas empresas.
En una reacción en cadena, muchos de los prestamistas entrevistados contaron cómo iniciaron su actividad otorgando créditos a familiares y conocidos y luego, gracias al potencial y la rentabilidad de esa actividad, fueron creciendo progresivamente hasta terminar en Brasil.
“Muchas de las personas que entrevisté no tenían un historial delictivo, pero muchas de ellas sí habían trabajado durante toda su vida en la informalidad y para esas personas trabajar como pagadiario era un trabajo como cualquier otro. Eso no quiere decir que yo desconozca que es un fenómeno muy violento en algunos casos y que, además, buena parte del capital que está ahí pasa por un lavado de activos muy grande”, dice Falla.
Otra variable importante, añade la antropóloga, es que gran parte de las redes que hacen presencia en Brasil y otros países del continente están estrechamente ligadas a una expansión que sufrió esa actividad hace una década y media, que se vincula con la crisis del dólar de 2008 y el florecimiento de muchas pirámides financieras, que también se dio en esa época.
“Junto con todos estos fenómenos económicos adicionales, el pagadiario encontró el espacio para su crecimiento. Estamos hablando de que en 2008 el fenómeno no solo consiguió expandirse a la ciudad de Medellín, sino también a otras ciudades como Bogotá y Cali”, cuenta la investigadora.
A propósito de esa expansión, Falla añade que aún son muchos los cabos que deben atarse para seguir armando el rompecabezas detrás del fenómeno, como, por ejemplo, qué variables explican que dicho mercado siga siendo tan grande y, pese a estar en la frontera de la legalidad, sea tan aceptado socialmente.
Sobre esta última condición, la antropóloga apunta que el interrogante de fondo es por qué en todo Latinoamérica sigue siendo un común denominador los altos niveles de informalidad; una realidad que se asocia, por un lado, a los motivos detrás de quienes ven en el pagadiario la forma más expedita de acceder a financiamiento, y, por otro, a las razones que llevan a muchos a ver en esas redes una fuente de empleo en la cual realizarse.
Tal como ocurrió en la década de 1980 con el narcotráfico, Falla plantea en su investigación que dicho mundo termina siendo una oportunidad para que personas marginadas puedan acumular riquezas.
”Tanto para las personas que prestan dinero como para quienes quieren convertirse en cobradores, todo está relacionado con el contexto social e histórico en el que estamos inmersos, en donde las ideas acerca de lo que es legal, ilegal, informal, son totalmente grises, nubladas, no hay un límite”, señala Falla.
De los pagadiarios colombianos que operan en el exterior se sabe que el gobierno de Nayib Bukele les declaró la guerra y desde julio ha deportado a más de un centenar de El Salvador. Se sabe que en Guatemala son perseguidos sin tregua por las autoridades, y que solo este año han capturado a 100 de ellos.
También se conocen desde hace varios años las crónicas judiciales que llegan desde México, Brasil y Chile y dan cuenta de sangrientos crímenes en contra de prestamistas colombianos en medio de ajustes de cuentas.
Pero lo que no se sabe, o se sabe poco, es cómo fue que los colombianos, específicamente desde Medellín, se lanzaron a la conquista internacional de las rentas ilegales de usura.
Y es que durante las últimas dos décadas, Medellín terminó convirtiéndose en el nodo de una red de pagadiarios que ha penetrado las fronteras de por los menos 13 de los 20 países de América Latina.
En una lucrativa operación alimentada por la pobreza, la informalidad y las barreras de acceso al crédito que aún se mantienen para el grueso de la población, cobradores de acento paisa recorren las calles de las principales ciudades del continente otorgando préstamos por fuera de la legalidad, a intereses mensuales que oscilan entre el 20% y el 25%.
Pese a que el fenómeno desde hace mucho tiempo hace parte del paisaje cotidiano en la región, una investigación de una antropóloga colombiana, que por más de una década viene estudiando dicha actividad, sacó a flote nuevos detalles de un intrincado engranaje que cada vez se muestra más complejo.
En una travesía que comienza en pueblos de Antioquia y el Eje Cafetero, esta red del gota a gota ha anclado sus raíces en Medellín y de ahí se ha lanzado a la conquista del continente en una telaraña que hoy abarca países como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú, Honduras, México, Paraguay y Uruguay.
Laura Falla Mejía, autora de la investigación, en la que hoy sigue avanzando como integrante del programa de doctorado en Sociología de la Universidad Federal de Minas Gerais en Brasil, explica que a diferencia de lo que suele creerse a primera vista, el universo del pagadiario está lejos de reducirse a la imagen del prestamista clandestino que hace parte de una organización criminal, representado comunmente en las series de televisión y el cine.
Además de variar en sus métodos, motivaciones y alcances, cada integrante de la red hace que la misma sea muy amplia y no pueda considerarse como algo unificado y homogéneo.
“Estas redes empezaron a formarse porque en América Latina la mayor parte de las personas, más o menos el 70% de la población, aún vive en la informalidad, y esa condición ha sido el motor y la principal razón por la que los pagadiarios han tenido tanta visibilidad, pero han logrado también su objetivo”, apunta la antropóloga, que de acuerdo con sus pesquisas ha concluido que por lo menos 6 de cada 10 prestamistas que integran esas redes en el continente son de origen antioqueño.
Tras el origen del fenómeno
Laura cuenta que el primer contacto que logró tener con un pagadiario ocurrió hace más de una década, en 2011, en Lima, Perú, en donde empezó a hacer un trabajo de campo para entender cómo funcionaba ese tipo de préstamos en la capital de Perú.
En aquel momento, recuerda, comenzó a darse cuenta de que muchos de quienes ejercían esa actividad en calidad de cobradores en ese país eran colombianos, sobre todo provenientes de Medellín.
“Hasta ese momento no sabía absolutamente nada de lo que significaba el pagadiario, no tenía conocimientos de cuáles eran las dimensiones reales del fenómeno. Pero me interesó mucho, porque evidentemente estamos hablando de colombianos haciendo grandes préstamos de dinero a un interés muy alto por fuera del país”, explica la investigadora.
Esas primeras pesquisas, añade, sirvieron de base para su primera investigación, con la que obtuvo su título de antropóloga y en la que recabó los primeros datos de cómo funcionaba ese universo.
A raíz de los fuertes lazos que detectó tenía esa red de préstamos con Medellín, el segundo paso fue viajar a la capital antioqueña para profundizar en las razones de esa situación.
“Llegué a Medellín a recoger unos datos que me hacían falta para entender cómo era que funcionaba el pagadiario. La idea general de ese primer trabajo, que fue un trabajo etnográfico, era presentar cómo era el funcionamiento del pagadiario. En ese entonces llegué a varias conclusiones, muy generales”, señala Falla.
Según explica la antropóloga, la primera conclusión que pudo documentar fue que, a diferencia de lo que desde un vistazo general se puede pensar, hay varios perfiles y tipos de pagadiarios, no todos necesariamente vinculados al crimen organizado.
Además del pagadiario tradicional, al que suelen acudir las personas del común en busca de préstamos de cuantías pequeñas, también hay otro perfil de prestamistas al que ella denominó “pagadiarios de mediano alcance”, vinculadas a empresas medianas que logran acumular capitales más grandes.
Según explica, en este último perfil, dichas empresas son interesantes porque, al darse cuenta de la alta rentabilidad de su negocio, han logrado traspasar las fronteras nacionales y han pisado con fuerza en países como Ecuador, Perú y Chile.
Además de este tipo, Falla añade que también logró detectar los pagadarios que podrían clasificarse cómo de “largo alcance” que están vinculados a organizaciones criminales, principalmente provenientes de Medellín.
A diferencia de los dos primeros perfiles, en el caso de estas organizaciones, los préstamos también estaban estrechamente vinculadas a otras formas económicas empleadas en este mundo, como la extorsión, las vacunas y el narcotráfico en general.
Con base en estos tres perfiles, Falla advierte que otra conclusión que salió a flote era que cada tipo de pagadiario tenía una organización del trabajo diferente.
Por ejemplo, mientras en el pagadiario tradicional o de corto alcance el mismo dueño del capital era la persona que terminaba prestando el dinero, en el pagadiario de mediano alcance se podía encontrar que el dueño del capital no era la misma persona que administraba el dinero o supervisaba cómo se ejecutaban los préstamos.
Asimismo, en el caso del pagadiario de largo alcance, se volvía mucho más probable encontrar personas con un historial delictivo amplio y ocupadas en funciones como extorsionar y cobrar al mismo tiempo.
En El Salvador, por ejemplo, del grupo desmantelado conformado por más de 60 personas capturadas por el gobierno Bukele, la mayoría de los integrantes habían sido militares en Colombia y utilizaban organigrama. Estaban los administradores, que eran los que contaban el dinero y luego lo distribuían por cuentas en bancarias ilegales desde donde partían los giros hacia el exterior; y estaban los reclutadores, que ofrecían plata a nombre de “microfinancieras” y luego también se encargaban de “apretar” a los que no pagaban a tiempo.
Todos estos elementos, explica la investigadora, quedaron condensados en una investigación etnográfica que culminó en 2016 y que fue el punto de partida para una profundización posterior, cuyos resultados fueron publicados en 2022.
En este segundo ejercicio, Falla llegó a Brasil y como investigadora de maestría de la Universidad Federal de Río Grande del Sur, analizó el fenómeno a la luz de la teoría de redes y entrevistó a una red de cobradores de pagadiario con sede en ese país, que en su mayoría terminaron siendo también de origen antioqueño.
Con base en esas pesquisas, la investigadora pudo dar con más luces sobre cómo esa red se expandió, encontrando que muchos de los pagadiarios de Brasil habían llegado desde Medellín y su presencia allí obedecía a una reciente expansión de dichas empresas.
En una reacción en cadena, muchos de los prestamistas entrevistados contaron cómo iniciaron su actividad otorgando créditos a familiares y conocidos y luego, gracias al potencial y la rentabilidad de esa actividad, fueron creciendo progresivamente hasta terminar en Brasil.
“Muchas de las personas que entrevisté no tenían un historial delictivo, pero muchas de ellas sí habían trabajado durante toda su vida en la informalidad y para esas personas trabajar como pagadiario era un trabajo como cualquier otro. Eso no quiere decir que yo desconozca que es un fenómeno muy violento en algunos casos y que, además, buena parte del capital que está ahí pasa por un lavado de activos muy grande”, dice Falla.
Otra variable importante, añade la antropóloga, es que gran parte de las redes que hacen presencia en Brasil y otros países del continente están estrechamente ligadas a una expansión que sufrió esa actividad hace una década y media, que se vincula con la crisis del dólar de 2008 y el florecimiento de muchas pirámides financieras, que también se dio en esa época.
“Junto con todos estos fenómenos económicos adicionales, el pagadiario encontró el espacio para su crecimiento. Estamos hablando de que en 2008 el fenómeno no solo consiguió expandirse a la ciudad de Medellín, sino también a otras ciudades como Bogotá y Cali”, cuenta la investigadora.
A propósito de esa expansión, Falla añade que aún son muchos los cabos que deben atarse para seguir armando el rompecabezas detrás del fenómeno, como, por ejemplo, qué variables explican que dicho mercado siga siendo tan grande y, pese a estar en la frontera de la legalidad, sea tan aceptado socialmente.
Sobre esta última condición, la antropóloga apunta que el interrogante de fondo es por qué en todo Latinoamérica sigue siendo un común denominador los altos niveles de informalidad; una realidad que se asocia, por un lado, a los motivos detrás de quienes ven en el pagadiario la forma más expedita de acceder a financiamiento, y, por otro, a las razones que llevan a muchos a ver en esas redes una fuente de empleo en la cual realizarse.
Tal como ocurrió en la década de 1980 con el narcotráfico, Falla plantea en su investigación que dicho mundo termina siendo una oportunidad para que personas marginadas puedan acumular riquezas.
”Tanto para las personas que prestan dinero como para quienes quieren convertirse en cobradores, todo está relacionado con el contexto social e histórico en el que estamos inmersos, en donde las ideas acerca de lo que es legal, ilegal, informal, son totalmente grises, nubladas, no hay un límite”, señala Falla.

La informalidad, una problemática que sigue predominando en Medellín
De acuerdo con los últimos informes del Dane, si bien Medellín y su área metropolitana tienen una de las tasas de desocupación más bajas del país, con un 8,6% con corte a julio pasado (el promedio nacional para las 23 principales ciudades y áreas metropolitanas estaba en 10,1%), la ciudad sigue registrando altos niveles de informalidad.
De acuerdo también con las mediciones del Dane, realizadas en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) de 2018, en el Valle de Aburrá el 40,1% de la población ocupada estaba en la informalidad, lo que representa solamente un punto menos en comparación con el dato registrado en 2005, cuando fue del 41,1%.
Si bien dicho dato es menor también al promedio nacional (ciudades como Sincelejo, Valledupar, Cúcuta, Quibdó, Riohacha, Santa Marta, Montería y Cartagena tienen registros que superan el 60%), el mismo da cuenta de un problema estructural que debe resolverse.
De igual forma, tal como lo alertó el programa Medellín Cómo Vamos en su último Informe de Calidad de Vida, otro problema del Aburrá es el desempleo juvenil, que en 2021 fue el segundo más alto del país, con una tasa del 25,4%. La única región que superaba a Medellín era el área metropolitana de Cali, con una tasa del 25,5%.
“En el corto plazo, se señala la reducción de ingresos y servicios básicos, así como la desmejora del bienestar emocional, pero el largo plazo puede generar efectos persistentes en toda la trayectoria laboral, impacto en la productividad y generando relaciones laborales de mala calidad”, alertó el programa en su informe, haciendo un llamado para emprender acciones de fondo que ayuden a revertir esa situación.Playvolume
Tomado de el: El Colombiano
NOTICIAS DE MEDELLIN
¿Qué hacer en Antioquia con 100 mil pesos? Ármese el plan sin gastar mucho

Sin duda alguna, Antioquia es un territorio rico en ecosistemas y poseedor de diferentes pisos térmicos. Desde la región del Urabá, hasta los páramos en las zonas montañosas, se convierten en destinos obligados para los turistas.
De igual manera, el departamento ofrece todo tipo de cultivos, especies de animales y diversas zonas para el disfrute y el ocio. Así las cosas, no necesitará mucho dinero para divertirse, estas son algunas opciones para considerar:
Caminar por el centro de Medellín
El centro de Medellín está conectado por el Metro y el sistema de buses, así que es un destino obligado si visita la capital de Antioquia. De igual manera, al tratarse de un viaje en pareja, tomar un taxi también resulta económico para desplazarse a otros puntos de la ciudad. Allí podrá encontrar platillos deliciosos como la arepa con queso, café, buñuelos y hasta la bandeja paisa.
Plaza de Botero / Museo de Antioquia
El artista Fernando Botero donó 23 esculturas para adornar esta zona de Medellín. Vale la pena hacer un recorrido, apreciar las obras y visitar el Museo de Antioquia, que también está ubicado en la zona. La entrada tiene un costo de $16.000 pesos, para estudiantes $12.000 en el horario de lunes a sábado de 10:00 a. m. a 5:30 p. m.
Exposiciones permanentes como “El barrio tiene voz” o “Historias para repensar” serán los grandes atractivos para los visitantes.
Subir al Pueblito Paisa
Para llegar a este punto, ubicado en el Cerro Nutibara, podrá llegar en metro (estación Exposiciones), caminando o en automóvil. Allí podrá encontrar casas coloniales, ventas de artesanías, entre otros.
Tour al Peñol y Guatapé
Guatapé es uno de los lugares turísticos más interesantes de Antioquia. Desde el departamento se realizan varios toures que incluyen recorrido en barco y guía por profesionales, así como la visita a los lugares más emblemáticos de esta región.
De igual manera, se ofrece el ascenso a la piedra del Peñol, un monolito gigante al cual podrá subir para disfrutar una de las mejores y más fascinantes vistas del embalse de Guatapé.
Este Tour iniciará a las 6:50 am en Medellín y finalizará a las 4:30 P.M, e incluye transporte, desayuno y almuerzo, recorrido en barco, guía y asesoramiento, acceso y visita a Guatapé y Peñol, seguro de viajes, entre otros.
Visitar la Comuna 13
La comuna 13 se convirtió en un espacio de recuperación de la violencia, gracias a la cultura y la educación. Se puede llegar en autobús y los habitantes de la zona ofrecen paseos guiados, y con ayuda de las escaleras mecánicas, podrá llegar hasta el punto más alto de la comuna, donde podrá encontrar variedad de graffitis, colores y vistas.
Subirse al Metrocable
Si llega a la estación Acevedo del Metro, con esa misma entrada podrá subir al Metrocable, que le permitirá ver grandes vistas de las comunas que han sido recuperadas. El punto final del recorrido es el Parque Arví, para ver de cerca la Biblioteca España, una estructura imponente en el barrio Santo Domingo.
NOTICIAS DE MEDELLIN
Todo lo que debe saber para conocer Guatapé: precios, horarios y atractivos turísticos

Guatapé se ha convertido en uno de los lugares favoritos para miles de turistas que vienen a conocer Colombia. Su belleza, naturaleza, sus calles llenas de colores y la hospitalidad de la gente hace que se convierta en un paraíso para cualquier persona que lo visita.
Este hermoso lugar se encuentra a 75 kilómetros de la ciudad de la eterna primavera, Medellín. Guatapé es ideal para desconectarse de la rutina del día, ya sea solo, en pareja o en familia.
Dentro de este municipio podrá disfrutar de diferentes actividades como: paseo en barco o en lancha, esquí náutico, zipline, senderismo, entre otras.
Cacique Guatapé o Pueblo de los Zócalos y Embalse Peñol-Guatapé, son algunos de los nombres que también recibe este bello “pueblito”, todas estas denominaciones hacen referencia a la decoración ancestral y a la grande piedra que se eleva entre sus aguas.
Piedra del Peñol
Uno de los grandes atractivos de Guatapé es sin duda la Piedra del Peñol, la cual tiene una altura de 220 metros y su cima se convierte en un hermoso mirador natural. Para poder llegar a la cúspide se debe subir 700 escalones aproximadamente.
Está ubicado exactamente entre el municipio de Guatapé y el Peñol.
Las historias alrededor de este emblemático lugar son muchas, algunos aseguran que era un sitio de adoración por parte de los indígenas que se ubicaban allí. Otros aseguran que es la punta visible de gran meteorito.
Si planea ir a este imperdible lugar debe tener presente que tiene un costo por persona entre $15.000 y $ 20.000, su horario es de 8 a.m. a 6 p.m. de domingo a domingo, al llegar a la cima podrá respirar aire puro y disfrutar de una hermosa vista.
Planes de glamping en Guatapé
Guatapé se ha catalogado como uno de los mejores sitios de Colombia para hacer glampings. Solo a 3.3 kilómetros del Peñol podrá encontrar domos de todos los precios desde $206.520 a $700.000, todo depende de los gustos y economía del viajero.
La mayoría de los glamping tienen una vista hacia la represa y cuentan con; restaurante, bar, bañera, aire acondicionado, wifi, TV, jacuzzi y admiten mascotas.
Paseo en lancha por el embalse
El tour en lancha es una de las actividades favoritas de muchos, además de dar un gran paseo se puede disfrutar actividades como Esquí náutico, recorrer la represa subido en una dona y quedar maravillado con la belleza que rodea el embalse.
Lista de precios
- Tours lancha tipo Taxi: en esta opción se realiza el recorrido por una hora en los lugares emblemáticos de la represa y tiene un precio aproximadamente de $200.000 y aplica para 7 personas.
- Tours compartidos: tiene un tiempo de duración de una hora y su parada final es el pueblo hundido del viejo Peñol. Este tiene un precio de $25.000 por persona.
- Tours lancha rápida: un recorrido de una hora con música y una lancha de lujo con todas las comodidades y con la historia de los lugares más llamativos del lugar. El precio establecido para este es de aproximadamente $300.000 y se puede compartir con máximo 7 personas.
- Esquí Acuático: Esta es una actividad donde la persona va agarrada de una cuerda, sobre dos esquís mientras se desliza sobre el agua. El precio por persona es de aproximadamente $360.000.
Plazoleta del zócalo y senderos
Si eres fanático a los colores y a la fotografía, este lugar es ideal para eso. Un escenario llamativo, lleno de tiendas y restaurantes, perfecta para vivir una experiencia paisa.
Aquí podrá probar la comida local y disfrutar de espectáculos de arte que se realizan para incentivar el turismo. Visitar Guatapé es conectarse con la naturaleza y la historia paisa. Allí también podrá realizar excursiones y recorridos disponibles en sus senderos ecológicos.
Varios lugares están catalogados como reservas forestales, rodeados de ríos, cascadas, cuevas y mucha vegetación.
NOTICIAS DE MEDELLIN
Karol G fechas de conciertos en Medellín, Bogotá y resto de Latinoamérica para 2023 y 2024. ¿cómo conseguir boletas y cuánto cuestan?

Las expectativas crecen a medida que el concierto de Karol G en Colombia se acerca. Los fanáticos esperan emocionados y, pese a que fue hace poco que se conoció la noticia, ya muchos se preguntan cómo podrán conseguir las boletas y qué precio tendrán.
¿Cuándo es el concierto de Karol G en Medellín?
Finalizada la gira por Estados Unidos, la colombiana reveló detalles de sus próximos conciertos, especialmente el de Medellín, que promete ser un espectáculo inolvidable para todos sus seguidores.
¿Cuándo es el concierto de Karol G en Bogotá?
La artista antioqueña ha manifestado que se encuentra lista para deslumbrar en Bogotá los días 5 y 6 de abril de 2024 en el estadio El Campín, pero ¿cómo pueden los seguidores asegurarse un lugar en este evento imperdible?
Fechas de los conciertos de Karol G en Latinoamérica entre 2023 y 2024
Por ahora, estas son las únicas fechas que tiene Karol G para presentarse en Colombia, sin embargo, serán bastantes las paradas de esta gira en otros países de Latinoamérica. Y las largas pausas entre uno y otro pueden dar para que haya varias presentaciones en la misma ciudad o se anexen otras sedes:
- Medellín (Colombia): 1 de diciembre (Estadio Atanasio Girardot)
- Ciudad de México (México): 8 de febrero (Estadio Azteca)
- Monterrey (México): 16 de febrero (Estadio Mobil Super)
- Guadalajara (México): 23 de febrero (Estadio Tres de Marzo)
- Ciudad de Guatemala (Guatemala): 1 de marzo (Explanada Cardales de Cayalá)
- San Salvador (El Salvador): 5 de marzo (Estadio Cuscatlán)
- San José (Costa Rica): 9 de marzo (Estadio Nacional)
- Santo Domingo (República Dominicana): 15 de marzo (Estadio Olímpico)
- Caracas (Venezuela): 22 de marzo (Estadio Monumental)
- Bogotá (Colombia): 5 de abril (Estadio El Campín)
- Lima (Perú): 12 de abril (Estadio Nacional)
- Santiago de Chile (Chile): 19 de abril (TBC)
- Buenos Aires (Argentina): 26 de abril (Estadio de Vélez Sarsfield)
- Asunción (Paraguay): 2 de mayo (Estadio La nueva Olla)
- Sao Paulo (Brasil): 9 de mayo (Espaço Unimed)
¿Cuál será el precio de las boletas?
Aunque todavía no se han confirmado de forma oficial los precios para las boletas en los conciertos que realizará en Bogotá, varios seguidores hicieron cuentas respecto a lo que costó su último en show en febrero de 2022.
- Tribuna Fans Sur: $1.000.000 (precio descuento) y $1.300.000 (precio full)
- Palco Bichota: $7.600.000 (precio descuento) y $9.880.000 (precio full)
- Palco Tusa: $6.000.000 (precio descuento) y $7.800.000 (precio full)
- Palco Makinon: $4.000.000 (precio descuento) y $5.200.000 (precio full)
- Piso 2: desde los $220.000 hasta los $300.000 (precio descuento) y desde los $260.000 hasta los $390.000 (precio full)
- Piso 3: $90.000 y $114.000 (precio descuento) y $114.000 y $149.000 (precio full).
Ante la alta demanda que pueda tener el concierto de Karol G en Colombia, se recomienda que estén atentos a los canales para los anuncios oficiales de la veta de tiquetes. Lo más posible es que la disponibilidad se agote en muy poco tiempo.